Los imprevistos pueden llevar a la
obsolescencia las estrategias de una empresa, a pesar de la cuidadosa
formulación, ejecución y evaluación de estrategias.
Con el objeto de reducir al mínimo el
impacto de los peligros potenciales, las organizaciones deberían desarrollar
planes contingentes como parte del proceso de evaluación de estrategias. Estos
planes se definen como "planes alternativos que pueden ponerse en
ejecución en caso de que ciertos hechos claves no ocurran como se espera".
Sólo se deben desarrollar para áreas de
alta prioridad, no para todas las contingencias posibles.
Linneman y Chandran afirman que un plan contingente efectivo conlleva el siguiente proceso de siete pasos:
Identificar los hechos favorables y desfavorables que podrían afectar la estrategia de la empresa.
Especificar los puntos de accionamiento. Calcular aproximadamente en qué momento deberían entrar en acción los diferentes planes de contingencia. Determinar cuándo se supone que deben ocurrir las contingencias.
Evaluar el impacto de cada contingencia. Estimar el daño o beneficio potencial de cada hecho contingente.
Desarrollar planes contingentes. Cerciorarse de que son compatibles con la estrategia actual y de que son factibles económicamente.
Evaluar el contra impacto de cada plan contingente. O sea, estimar cuánto aprovechará o eliminará cada plan contingente. Esto cuantificará el valor potencial de cada plan contingente.
Determinar las primeras señales de alarma con respecto a hechos contingentes. Verificar las señales de peligro.
Para hechos contingentes con señales tempranas de alarma, diseñar planes anticipados de acción con el fin de aprovechar el tiempo disponible de respuesta.